La industria de la cadena del frío debate sobre la iniciativa de Minus 15º Coalition, encabezada por Thomas Eskesen, antiguo vicepresidente de Maersk y que cuenta con el apoyo de gobiernos como Dinamarca y distintos organismos reguladores. Esta iniciativa propone un aumento en la temperatura de almacenamiento de alimentos congelados de los -18°C a -15°C.
La medida supondría beneficios en cuanto a eficiencia energética, reducción de costes operativos y sostenibilidad medioambiental, aunque plantea desafíos para la calidad alimentaria y costes de transición que requieren un análisis y un enfoque estratégico antes de implementarse.
Así, los resultados muestran que la adopción global de un aumento de tres grados de la temperatura de conservación y transporte de alimentos congelados tendría tres grandes beneficios para el planeta y los operadores:
- Reducir la emisión de 17,7 millones de toneladas de carbono cada año (el equivalente a las emisiones de 3,8 millones de coches).
- Rebajar entre un 5 y un 7% el consumo energético anual en toda la cadena de frío, y potencialmente hasta un 12%.
- Ahorrar aproximadamente 25 teravatios-hora de electricidad al año (equivalente al consumo medio anual de electricidad de 3.750.000 personas en la Unión Europea o el 8,63% del consumo energético anual del Reino Unido).
La temperatura de almacenaje, transporte y distribución de los alimentos congelados está regulada internacionalmente, tanto por seguridad alimentaria como por la necesidad de uniformidad en el comercio global. Por tanto, cualquier cambio en las normativas nacionales pasa por una revisión de las normas internacionales.
La UE ha comenzado a analizar investigaciones sobre la viabilidad de un límite de -15 °C, pero todavía no ha emitido recomendaciones. En concreto, la European Food Safety Authority (EFSA) se ha mostrado abierta a revisar los estándares si se presentan estudios concluyentes que respalden la transición a temperaturas de −15°C sin riesgo para la salud pública. Por tanto, es previsible que la Comisión Europea publique con el tiempo un informe sobre la viabilidad y los posibles riesgos asociados con la modificación de la normativa de temperatura.
Por su parte, la Asociación de Explotaciones Frigoríficas, Logística y Distribución de España (Aldefe) ha mostrado repetidamente su compromiso con la sostenibilidad medioambiental de la actividad de sus asociados y, por tanto, su interés en contribuir a explorar medidas que optimicen el consumo energético en la cadena de frío.
Diversos estudios demuestran que el aumento de la temperatura de almacenamiento a niveles ligeramente superiores a -18°C es viable porque no afecta a la seguridad alimentaria y genera beneficios significativos en términos de eficiencia energética y sostenibilidad, si se acompaña de medidas complementarias.
Uno de los principales problemas es que, a menudo, en estos establecimientos no hay espacio dedicado a la carga y descarga, lo que significa que los conductores no pueden trabajar en un entorno seguro. Estos denuncian que a veces no tienen más remedio que descargar los vehículos en medio de la calle, con el tráfico pasando a su lado a una velocidad de hasta 70 km/h.
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