La proximidad de las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos y el temor al incremento de los aranceles a las importaciones con origen en China, han llevado a las compañías del gigante asiático a reorganizar sus cadenas de suministro para evitar los aumentos en los costes.
Así lo muestra el último informe de Nomura, que destaca que EEUU ha centrado el foco en China como principal objetivo para reducir su déficit comercial, pero las medidas puestas en marcha solo han logrado que disminuya el déficit con este país, aumentando en otros mercados como México o Vietnam.
Para evadir los aranceles estadounidenses, las empresas chinas y las multinacionales que operan en el país han derivado su producción y comercio, exportando productos intermedios a terceros países donde los productos se ensamblan y empacan, y desde allí los bienes terminados se exportan a América. Esto ha provocado, por ejemplo, que las importaciones de Estados Unidos desde México, superen a las de China, pero una parte creciente del contenido de valor agregado de estas exportaciones probablemente llegue a China.
Por otra parte, también las empresas estadounidenses están tomando medidas para evadir los aranceles de importación de su propio país. Antes de las medidas de Trump sobre China, los datos estadounidenses indicaban que Estados Unidos importaba mucho más de China de lo que sugerían los datos chinos, pero desde entonces, ha sido lo contrario y una explicación podría ser que las empresas estadounidenses están dando menos información sobre estos movimientos.
La gran reorganización en las cadenas de suministro globales tiene otras causas además de los aranceles americanos.
La primera causa fue la pandemia de la Covid-19, que reveló lo vulnerables que eran las economías en esta red, como fue el caso de la crisis de los chips en la industria automovilística. Esto provocó un aumento de la relocalización y cercanía de la producción para equilibrar la gestión de inventarios just-in-time lo cual afectó especialmente a China, centro neurálgico de las cadenas de suministro globales.
Otra causa fue el aumento de los riesgos geopolíticos y el cambio climático que impulsaron el friendshoring y nuevas políticas industriales (como la ley de chips y ciencia en EEUU o el pacto verde en la UE) que apoyan a la industria local, lo que volvió a repercutir en China, al estar en el centro de las redes comerciales.
Por último, se encuentra la bajada de la tasa de crecimiento económico potencial de China debido a la explosión de la burbuja inmobiliaria y a crecientes obstáculos estructurales, como una alta deuda, una fuerza laboral en disminución y una pérdida de dinamismo en el sector privado.
Estos tres catalizadores contribuyen a la gran reorganización, ya que aumenta el número de multinacionales que establecen nuevas plantas de producción en países con bajos costes, más allá de China, o que prefieren apostar por la seguridad con nuevos centros en su país de origen.
Las conclusiones del estudio de Namura sugieren que si EEUU quiere reducir su déficit económico debe establecer aranceles a todas sus importaciones y no solo a las provenientes de China. En estos momentos, el mayor deterioro comercial se encuentra en México y Vietnam, pero también en otros países con los que se demuestra que el deterioro en los déficits comerciales bilaterales de EEUU tiene vínculos indirectos con China, lo que se conoce como el comercio oculto de China con América.
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