La logística se ha asentado como un sector económico esencial para el nuevo modelo de vida de las ciudades, pero las empresas necesitamos una regulación sencilla que permita nuestro desempeño. No vale seguir pidiendo perdón por desarrollar nuestro trabajo. Ahora, el gran reto al que nos enfrentamos en materia de distribución de última milla es poder participar en el diseño de la ciudad del futuro, que es nuestro entorno de trabajo, en el que realizamos una función clave que mejora la calidad de vida tanto de ciudadanos como de empresas.
Nadie sabe realmente cómo va a ser la ciudad del futuro. Lo único cierto es que tiene que ser mucho más flexible, que se tiene que adaptar a las necesidades cambiantes de sus habitantes, las cuales ya pueden conocerse perfectamente gracias al uso de herramientas tecnológicas como el big data o la lA, que son instrumentos claves para lograr una adaptación eficiente. Nuestro sector ya está inmerso en un profundo proceso intensivo de digitalización que nos permite optimizar rutas, agrupar entregas, incorporar al proceso puntos de conveniencia y reducir kilómetros para mejorar nuestra competitividad.
Todas estas medidas están ayudando a solucionar la congestión de las ciudades y el problema medioambiental. Y esta afirmación está basada en datos. Según un informe de la consultora Oliver Wyman, la concentración de entregas online ahorra entre 4 y 9 veces el tráfico que se generaría de manera tradicional, porque nuestras furgonetas funcionan como “autobuses de paquetes”. Además, las tiendas online consumen entre 1.5 y 2.9 menos CO2 que las tradicionales.
Asimismo, hay que tener en cuenta que, basándonos en datos de la CNMC, nuestra flota de vehículos de reparto de paquetería constituye sólo el 0,0013% del parque total de vehículos a motor y el 0,91% del parque de camiones y furgonetas. Y además, la gran mayoría se ha transformado en ecológica gracias al esfuerzo económico de empresas y autónomos.
En relación a la DUM, cabe señalar también el caos administrativo que están suponiendo las ZBE, en las que cada Ayuntamiento establece su propia normativa. Ahora parece que la Ley de Movilidad Sostenible va a permitir que, además de lo anterior, se pueda establecer una tasa por el acceso a estas áreas (un nuevo impuesto), lo cual nos parece terrible porque supone la posibilidad de poder privatizar nuestros municipios.
Desde UNO mantenemos reuniones periódicas con los principales ayuntamientos de España para lograr que se impulsen normativas supramunicipales armonizadas, y para trasladarles recomendaciones, recogidas en nuestro Decálogo DUM, que ayuden a regular estas zonas.
Algunas de estas propuestas son la creación de un plan de infraestructuras que potencie la implantación masiva de puntos de recarga; que se facilite el uso de hubs urbanos o puntos de conveniencia; que se remodelen y digitalicen las áreas de carga y descarga, como ya hacen Madrid o Barcelona, para mejorar la gestión de plazas; que se facilite el reparto de mercancías en horarios no convencionales o que se amplíen los mismos; que se fomente más el uso de lockers o puntos de conveniencia; que se desarrollen ayudas específicas y estables para la renovación de la flota; y que se estudie el uso de energías alternativas, como los ecocombustibles, entre otras soluciones.
Artículo de opinión publicado en el nº293 de Logística Profesional (pág 31)
En términos de tecnología, las compañías incorporan sistemas de inteligencia artificial y análisis predictivo, además están adoptando medidas para reducir su impacto medioambiental y cumplir las regulaciones internacionales, y cómo no puede ser de otra manera buscando personal cualificado.
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