Nuestra automoción ha superado un 2023 con resultados positivos. Mercado y producción han cerrado al alza, pero no exentos de diversas dificultades a lo largo de todo el año, que han condicionado una recuperación que se alarga desde la pandemia. Para este 2024, aunque podemos ser optimistas, no debemos perder la cautela.
Hace un año, ya señalaba que 2023 sería un año transcendental, pero que los problemas de aprovisionamiento, microchips y las complicaciones en el transporte podrían ser factores claves para la producción y exportación de vehículos.
Cierto es, que la escasez de componentes y materias primas se ha logrado mejorar, pero los retos que enfrenta el sector del automóvil en 2024 en relación con la logística, tanto de aprovisionamiento como de distribución de vehículos, serán los mismos, a lo que hay que añadir el problema, no menor, de la inestabilidad en el Mar Rojo.
En primer lugar, hay que poner de manifiesto que el transporte de carretera de vehículos continúa con una situación difícil. La reducción de flotas y la falta de conductores sigue siendo un problema persistente que lastrará al sector también este año. Como ya hemos dicho en otras ocasiones, debe abordarse por parte de la administración y en colaboración con los transportistas, soluciones urgentes para hacer este sector atractivo. Desde luego, ni para este sector ni para la carga general es de ayuda que se mantenga el sistema de módulos de IRPF el cual estaba previsto que hubiera ya desaparecido.
De igual modo, el transporte ferroviario es una apuesta decidida del sector para el transporte de vehículos, lo que ha contribuido a aumentar la cuota en 2023. Sin embargo, la falta de medios, es decir de máquinas, maquinistas y vagones, están dificultando una mayor expansión, y lo que es peor está impactando sobre la fiabilidad de este transporte.
Qué decir del transporte marítimo, que a las dificultades arrastradas de falta de vehículos ro-ro y congestiones en los puertos, todavía no plenamente superadas, viene a añadirse la crisis en el Mar Rojo. De momento España, en este primer mes del año, no se está viendo afectada por paradas en la producción por falta de aprovisionamiento. Sin embargo, la factura será cara ya que sortear los problemas puntuales para evitar la rotura de stocks tienen un coste muy elevado y, en cualquier caso, el alargamiento del tiempo de navegación de los buques ya está impactando directamente en los precios de los fletes.
Un año nuevamente difícil, uno más. Debemos trabajar para generar el contexto adecuado para que no se rompa la senda de mejora tanto en la producción como en mercado, que, aunque despacio, va superando las dificultades. Como siempre la colaboración público-privada será la clave para aportar las medidas necesarias que palíen los problemas que acechan de forma intensa a un sector que desde la pandemia no ha tenido respiro.
Artículo de opinión publicado en el nº290 de Logística Profesional (pág 25)
Los principales destinos de las exportaciones desde España son Bélgica, Alemania, Francia, Italia e Irlanda. La mayoría del transporte se realiza por carretera, ya que supone el 94,25% del total; le sigue con un 5,24% el avión; un 0,43% se realiza vía marítima y tan solo un 0,04% por ferrocarril.
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