La tecnología y la sostenibilidad son un binomio inseparable y también imparable.
Por un lado, la búsqueda de mayor rentabilidad y competitividad está facilitando la implantación de nuevas tecnologías y de soluciones asociadas a las existentes, complementarias muchas de ellas entre sí, está permitiendo a las empresas mejorar la eficiencia y la eficacia de la producción y la gestión de la cadena de suministro. GPS, RFID, EDI, IoT o IA son algunas de las siglas que están marcando el ritmo permitiendo la predicción, automatización y optimización de equipos y procesos, revolucionando así la forma de hacer las cosas y con ello a las propias organizaciones.
Por otro lado, no cabe duda de que la sostenibilidad es un must para cualquier organización. Y cuando hablamos de la cadena de suministro, toda la legislación que comienza a ponerla en el centro nos marca la revolución que está por venir. Ejemplo de ello es el proyecto de Directiva sobre la Diligencia Debida de las Empresas en materia de Sostenibilidad (CSDDD), que propone un mayor control y responsabilidad sobre los factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) en toda la cadena de valor de las empresas -tanto sobre las operaciones propias como sobre las de los proveedores-, o la legislación en materia de movilidad, reporting o economía circular, que nos obliga a eficientar procesos e ir un poco más allá.
La combinación de ambas, su importancia, impacto y rápida extensión a todos los ámbitos, en un momento en el que el entorno actual quizá no nos está permitiendo valorar bien las implicaciones que conllevan estos factores, es lo que ha provocado la aparición de la noción de Industria 5.0 y su derivada Logística 5.0. Una versión de la que oiremos hablar cada vez más, en la que según la Comisión Europea es necesario ampliar el enfoque en base a tres elementos fundamentales: protagonismo humano, sostenibilidad y resiliencia.
Será clave situar el bienestar del trabajador en el centro del proceso de producción promoviendo el talento, la diversidad y la capacitación. Clave en nuestro sector donde encontrar y conservar algunos perfiles se está convirtiendo en un reto mayor que encontrar y conservar a los clientes.
Resiliencia como cualidad intrínseca, ya que ante crisis de materias primas, rupturas de la cadena de suministro, y resto situaciones de impredecibles pero de gran impacto es prioritario crear organizaciones capaces de anticiparse, reaccionar y aprender sistemáticamente de cualquier crisis y, por tanto, garantizar un rendimiento estable y sostenible.
Sostenibilidad utilizando las nuevas tecnologías para proporcionar prosperidad más allá del empleo y el crecimiento, respetando los límites de producción del planeta.
Ser más eficientes y competitivos sí, pero no a cualquier precio y generando siempre un impacto positivo en la sociedad.
Artículo de opinión publicado en el nº283 de Logística Profesional (pág 17)
En España se reforzarán las contrataciones para esta temporada con alrededor de 200 personas para el procesamiento y aproximadamente 600 proveedores de distribución.
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