En las cadenas de suministro globales hay un elemento sin el cual las compañías no podrían distribuir sus productos: el palé. Parece simplemente una pieza de madera o de plástico, y sin embargo, es indispensable para el funcionamiento de todas las empresas que participan en la cadena de valor. Su uso permite reducir los tiempos de carga de mercancías, mejorar la seguridad de los trabajadores, aumentar la eficiencia logística y proteger la integridad de los productos que se distribuyen. Por lo tanto, es un elemento vital que debemos proteger.
En este contexto, el modelo pooling de CHEP, basado en la economía circular, es decir, en la reutilización de los palés por parte de productores y distribuidores a lo largo de toda la cadena de suministro, es clave para generar eficiencias tanto medioambientales como operativas. Concretamente, CHEP se encarga de la distribución de los palés, de su recogida, reparación y puesta en circulación. Eso significa que este sistema no solo supone un gran ahorro de materias primas y reducción de residuos, puesto que alarga la vida útil de cada plataforma y, una vez ésta termina, su material es reciclado, sino que también libera a los clientes que hacen uso de él de las tareas de gestión de palés y les permite centrarse en su negocio. En definitiva, el pooling contribuye a la sostenibilidad y optimización de la distribución en un mundo globalizado donde las cadenas de suministro juegan un papel clave.
Sin embargo, CHEP calcula que cada año se pierden miles de palés en Europa. Las causas son varias, pero la más notoria es el robo o la apropiación indebida de los mismos. A nivel legal, cabe destacar que todos los palés del sistema pooling (sean de CHEP u otras empresas), pertenecen a la compañía paletera y, por tanto, el hurto de estos es un delito.
La pérdida de palés puede generar ciertas problemáticas a la hora de realizar el transporte de las mercancías, además de repercutir tanto en los clientes que hacen uso de estos, como en los consumidores finales. Pero, concretamente, ¿cuáles son las principales consecuencias del extravío o robo de palés? Podríamos resumirlas en dos. Por un lado, afecta a la sostenibilidad y, por otro lado, mengua la eficiencia de las cadenas de suministro.
Medioambientalmente, como venía apuntando, supone la necesidad de reemplazar los palés, con la correspondiente extracción y compra de materia prima para su fabricación, así como el desperdicio de recursos. Y a nivel operativo, en un contexto en que la demanda de palés ha aumentado considerablemente debido a la volatilidad del mercado, el e-commerce y las nuevas formas de consumo, la falta de estas plataformas puede afectar al propio transporte de mercancías y suministro de productos y generar costes adicionales imprevistos.
En ocasiones, la tecnología puede llegar a ser un aliado para paliar la pérdida de palés. En CHEP, estamos trabajando en proyectos vinculados a la trazabilidad y control de los palés a través de dispositivos incrustados en estos. Sin embargo, las nuevas tecnologías por sí solas no solucionan el problema. Es fundamental, en primer lugar, entender las reglas del juego y las consecuencias de no cumplirlas, y tomar conciencia de la importancia de preservar los palés y protegerlos para reducir los efectos negativos de su mal uso. Porque el modelo pooling es intrínsecamente eficiente y diseñado para optimizar las cadenas de suministro, pero para su completo funcionamiento, es necesaria la colaboración de todas las partes implicadas.
Artículo de opinión publicado en el nº277 de Logística Profesional (pág 55)
La incorporación de nuevos desarrollos tecnológicos ha sido fundamental para las compañías a la hora de ser más eficientes en estas épocas del año, beneficiando la planificación de volúmenes o el diseño de rutas. Todo ello, bajo el objetivo compartido de lograr entregas cada vez más sostenibles.
Los datos de la clasificación realizada por Financial Times y Statista reflejan una tasa de crecimiento medio anual del 27,3% entre 2013 y 2023, o un crecimiento absoluto del 273% en este periodo.
España se sitúa como el país con una menor brecha de género a nivel global con un 54,7% de trabajadores formados en IA que son hombres y un 45,2% de mujeres. En el mundo, predomina el talento masculino con un 71% sobre el 25% del femenino según el promedio global. Esto sugiere un entorno más inclusivo y con mejores oportunidades para las mujeres en el ámbito de IA en España.
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