El sector de la fabricación ha sido uno de los más afectados durante los primeros meses de la pandemia de la COVID-19. Para muchos polígonos industriales, fábricas y plantas de montaje las restricciones que impedían a su personal acudir a sus puestos si no eran trabajadores esenciales y la reducción en la demanda de productos ha supuesto un parón en la producción. Es más, a pesar de todo lo que se ha publicado sobre la industria 4.0 y las fábricas inteligentes en la última década, la pandemia ha revelado la falta de resiliencia de las empresas que no habían llevado a cabo la transformación digital.
En España, la industria se vio obligada a paralizar prácticamente la totalidad de su actividad durante los momentos más duros de la COVID-19. Para adaptarse a estas nuevas circunstancias, las empresas se han visto obligadas a modificar sus planes a corto y medio plazo, especialmente en lo relacionado con su transformación hacia la Industria 4.0 y en la gestión de sus profesionales, según las conclusiones del cuarto sondeo del informe ‘La empresa española ante el Covid-19’, elaborado conjuntamente entre KPMG y CEOE. Sin embargo, ahora que empezamos a salir de la pandemia, los fabricantes quieren acelerar la producción, pero aún hay que hacer frente a diversos retos, entre ellos el desabastecimiento internacional de chips que ha paralizado la recuperación del sector de la fabricación, provocando una disrupción en la cadena de suministro y un incremento de los ataques de ransomware que amenazan con debilitar la transformación digital del sector.
De acuerdo con el Informe 2021 de protección de datos de Veeam, es dos veces más probable que los fabricantes tengan que detener sus iniciativas de transformación digital que empresas de otros sectores. Uno de cada diez fabricantes respondió que ya lo habían tenido que hacer, mientras que la media general es de un 5 %. No obstante, para la mayoría de los fabricantes, los retos que ha planteado la pandemia han destacado aún más lo necesaria que es la transformación digital. Los que todavía no habían invertido en Internet de las cosas industrial (IIOT), inteligencia artificial (IA) o automatización se han dado cuenta de la necesidad de implantar este tipo de tecnologías para mantener la producción online, garantizar la distancia social en los lugares de trabajo y que los espacios sean seguros en plena pandemia de la COVID-19.
Por otra parte, la escasez en todo el mundo de chips de silicio ha frenado la producción de muchos fabricantes. Los fabricantes de chips redujeron la producción debido a una menor demanda y ahora ante el aumento repentino de la misma tienen que acelerar sus procesos para que el suministro pueda hacerle frente. Si bien este es un problema puntual, las cadenas de suministro también han sufrido interrupciones causadas por las distintas restricciones impuestas en las fronteras internacionales que han afectado al transporte continuo de mercancías entre países. Al mismo tiempo, la demanda de envíos a domicilio y recogida sin contacto y sin bajarse del coche ha experimentado un auge precisamente por las restricciones en comercios y almacenes. Esto ha obligado a las empresas de fabricación a adaptarse y basarse más en datos, empleando herramientas más sofisticadas de planificación de los recursos empresariales (ERP) y análisis predictivos para saber dónde se encuentra la mercancía y poder localizarla en cualquier momento concreto.
Todo esto apunta a lo importante que es para los fabricantes invertir en iniciativas de transformación digital compatibles con una creciente dependencia de los datos, la automatización e Internet de las cosas (IoT) para ser más productivos y eficientes. Aunque esta es una conclusión casi indiscutible, existe un riesgo del que no se habla abiertamente y que puede ser el motivo por el que algunos fabricantes no terminan de embarcarse en la digitalización: el ransomware.
La ciberdelincuencia ha aumentado de forma desproporcionada durante el último año, los sistemas basados en cloud y el teletrabajo han abierto nuevas puertas para los hackers. Según los datos de Canalys, se han robado 30.000 millones de registros de datos en 2020, lo que supera la suma total de los quince años anteriores. Durante 2021, las sacudidas del terremoto que es el ransomware han sido especialmente duras para los fabricantes, puesto que los ciberdelincuentes han atacado a algunos de las empresas más conocidas del sector. Es más, el estudio de Veeam muestra que en comparación con el resto de los sectores los fabricantes tienen una mayor probabilidad de experimentar interrupciones del servicio de las aplicaciones. Un 63 % de los directivos del sector de la fabricación ha tenido al menos un incidente de este tipo en los últimos 12 meses. Queda claro lo fundamental que es contar con protección de datos moderna dada la amenaza incesante que plantean los ciberdelincuentes que dirigen sus ataques con ransomware hacia los fabricantes y el impacto que tiene una interrupción de servicio de las aplicaciones en la productividad.
La buena noticia es que este mensaje ha calado y se ve en la planificación de las futuras inversiones de estas empresas. El estudio de Veeam muestra que la fabricación es uno de los sectores que está invirtiendo de manera más activa en la recuperación de datos en caso de desastre como servicio (DRaaS), un método clave de protección contra los ataques de ransomware. Un 56 % de estas empresas ya utiliza una solución DRaaS. Además, el sector de la fabricación cree en el backup, un 54 % ha implantado las mejores prácticas para garantizar la protección y el backup de los datos. No es algo que resulte sorprendente en un sector que se centra en la productividad, puesto que el backup la asegura.
Los fabricantes quieren salir más fuertes de esta pandemia que les ha planteado retos tan complejos, desde la disrupción de la cadena de suministro a la crisis de escasez de chips de silicio y la amenaza constante de sufrir un ataque de ransomware. Por eso, la protección de datos moderna será un pilar crucial de la inversión. Se juegan mucho las empresas que están adoptando e implantando sistemas altamente automatizados, dispositivos conectados y que emplean aplicaciones y sistemas basados en cloud para gestionar las operaciones. Precisamente por eso, la transformación digital del sector de la fabricación debe apoyarse en estrategias de protección de datos moderna que permitan a las empresas hacer backup, proteger y restaurar datos en entornos físicos, cloud, virtuales, software como servicio (SaaS) y Kubernetes en cualquier momento.
En España se reforzarán las contrataciones para esta temporada con alrededor de 200 personas para el procesamiento y aproximadamente 600 proveedores de distribución.
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