El desperdicio tiene un impacto muy significativo que revierte directamente en el área económica, medioambiental y reputacional de las empresas. Por un lado, en el área económica observamos que el desperdicio implica una pérdida de espacio, ligada a una pérdida potencial de eficiencia y facturación: ya que perdemos la oportunidad de vender los productos y generar ingresos adicionales.
Por otro lado, se malgastan los recursos naturales para producir esos productos que, al desperdiciarlos, emiten gases de efecto invernadero y se contamina el agua, la tierra y el aire que respiramos, provocando graves problemas de salud pública y medioambientales.
Pero, además, dada la crítica situación en la que se encuentra el planeta y la sociedad, el desperdicio es visto por los clientes y proveedores como una absoluta falta de responsabilidad social y moral, por lo que esta percepción pasa factura a la reputación de la marca, que sin duda es uno de los valores más importantes de las compañías.
Asimismo, cuando se producen excedentes en una empresa, el operador logístico tiene que valorar los costes de gestión que en los últimos años se han incrementado notablemente, debido al encarecimiento del precio del transporte, los combustibles, la energía, y los impuestos añadidos debido a los cambios de regulaciones ambientales que van variando, dependiendo de la actividad de la empresa o ubicación.
Así, las empresas en España tienen que pagar varios impuestos ambientales. El más reciente es el Impuesto sobre el depósito de residuos en vertederos, la incineración y la coincineración de residuos que entró en vigor el pasado 1 de enero de 2023 como instrumento económico para proteger el medioambiente incentivando la reutilización y reciclado de residuos, y desincentivando opciones menos favorables con el medioambiente.
También es muy importante destacar que una opción efectiva y rentable que ya se está incentivando a nivel fiscal son las donaciones de alimentos. Una solución excelente para valorizar los excedentes y además, contribuir a mejorar la sociedad y el planeta en el que vivimos.
En España, existen beneficios fiscales de los que aprovecharse: las donaciones a asociaciones benéficas permiten deducir hasta el 40% en el impuesto sobre Sociedades y, desde 2022, se les aplica un 0% de IVA. Por lo que acaba saliendo más rentable donar que tirar, ya que las empresas se ahorran el alto coste de gestión y destrucción de residuos.
Además, las donaciones no solo pueden aportar un beneficio económico a las empresas, sino también sociales y medioambientales. Más de seis millones de personas sufren pobreza alimentaria, por lo que optar por dar salida al excedente con las donaciones, revierte en un beneficio para muchas familias que se encuentran en situación de vulnerabilidad.
Para terminar, pongamos de manifiesto el valioso trabajo de los operadores logísticos, destacando que puede ser aún más eficiente y rentable gracias a la implementación de un proceso de donaciones, ideal para rentabilizar los productos, reducir los costes de gestión de residuos y mejorar la reputación de marca, aportando valor a la empresa y a la sociedad para lograr un futuro mejor y más sostenible.
(*) Estudio sobre Seguridad Alimentaria. Alimentando un futuro. realizado por la Universidad de Barcelona y financiado por la Fundación Daniel y Nina Carasso.
Fenandismer denuncia que en los requisitos y condiciones exigidos, la norma solo prevé la posibilidad de adquirir un turismo o una furgoneta tanto nuevo como seminuevo.
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