Un consorcio de empresas privadas, autoridades gubernamentales y centros de investigación, con la Comisión Europea a la cabeza, ha puesto en marcha Cassandra, un proyecto cuyo objetivo es aumentar la eficiencia y efectividad de las inspecciones aduaneras de los contenedores de carga, además de mejorar la visibilidad dentro de la cadena de distribución y el desarrollo de los negocios.
Cassandra aborda las necesidades de visibilidad de las empresas y los Gobiernos en el flujo internacional de contenedores de carga. El proyecto parte del concepto de datos compartidos (data sharing), que permite ampliar la evaluación de riesgos por parte de las empresas y autoridades para posibilitar una mejor visibilidad dentro de la cadena de distribución, haciéndola más eficiente y efectiva en términos de coste y seguridad.
El objetivo estratégico de Cassandra, que tiene una duración de tres años y cuenta con un presupuesto de 15 millones de euros (parcialmente financiados por la CE), es aumentar la eficiencia y efectividad de las inspecciones aduaneras, además de mejorar la visibilidad dentro de la cadena de distribución y el desarrollo de los negocios. Actualmente, los Gobiernos utilizan metodologías de evaluación del riesgo centradas en la «auditoría basada en transacciones» (Transaction Based Audit —TBA—). Cada transacción comercial es inspeccionada individualmente en la aduana, basándose en la declaración enviada a las autoridades (data push). Cassandra pretende utilizar la «auditoria basada en riesgo» (Risk Based Audit —RBA—), una metodología que identifica los flujos de contenedores conocidos y seguros basándose en la System Based Auditing (SBA).
En la SBA, el Gobierno usa los datos y la evaluación del riesgo hecha por las empresas para su propia evaluación del riesgo, una práctica llamada piggy-backing, de forma que evalúa los procesos y protocolos partiendo de la información accesible de las empresas (data pull).
Sus responsables señalan que la efectividad del control mejora porque «se dedica menos tiempo a tratar con los flujos de contenedores “fiables”», lo que permite dejar «más recursos para investigar y gestionar flujos de contenedores de mayor riesgo potencial». Por su parte, el beneficio de las empresas radica en «la mejora en la visibilidad dentro de la cadena de distribución, que da como resultado la reducción de los trámites administrativos, minimizando los errores y disminuyendo la interferencia de las inspecciones de las agencias aduaneras».
Cassandra posibilitará la interoperabilidad de sistemas heterogéneos para definir flujos de datos que permitan compartir datos seguros y fiables a través de toda la cadena de distribución. Se definirán diferentes niveles de acceso a los datos para cada parte involucrada en el proceso, incluidas las agencias de inspección aduanera. El flujo de datos se validará a través de casos de estudio siguiendo la metodología de Living Labs (Laboratorios Vivientes), cubriendo las tres rutas principales del comercio europeo: China-Unión Europea, Unión Europea-Estados Unidos y Unión Europea-África.
La interoperabilidad en la que se basa Cassandra se alinea con otros proyectos internacionales de eFreight y eCustoms, así como con iniciativas de estandarización y legislación, dando así los primeros pasos hacia una implementación global
Cassandra, basado en la experiencia adquirida en anteriores proyectos cofinanciados por la Comisión Europea, como Integrity, Smart-CM e Itaide, cuenta con 26 miembros, como las compañías Atos, DHL, GS1, IBM o Kühne+Nagel, además de instituciones aduaneras, agencias de inspección fronteriza y empresas gestoras de puertos, como los de Róterdam, Bremerhaven, Barcelona y Setúbal.
Fenandismer denuncia que en los requisitos y condiciones exigidos, la norma solo prevé la posibilidad de adquirir un turismo o una furgoneta tanto nuevo como seminuevo.
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