¿Va a reemplazar la inteligencia artificial al consejo farmacéutico? Esa es quizá una de las cuestiones más recurrentes en los últimos meses entre los profesionales del sector. Porque es indudable que el avance de la tecnología ha generado incertidumbre, especialmente en el ámbito de la atención farmacéutica, en el que el consejo profesional y el trato personalizado son pilares, simplemente, fundamentales. Sin embargo, antes de asumir que la inteligencia artificial (IA) podría reemplazar la función humana en las farmacias, es importante reflexionar sobre lo que realmente implica esta evolución tecnológica.
La IA, como todo avance, no está exenta de polémica. Algunos profesionales mantienen una postura más conservadora, abogando por una introducción paulatina y controlada, mientras que otros defienden una integración más radical en los procesos diarios de la farmacia. En medio de estas visiones, una realidad innegable es que la inteligencia artificial está transformando a gran velocidad todos los aspectos de nuestras vidas, incluidas las farmacias. Este ritmo acelerado puede generar una cierta aprensión, ya que es natural temer tanto a lo desconocido como a los grandes cambios. Pero, ¿es la IA una amenaza real para el consejo farmacéutico, o por el contrario se trata de una herramienta que, bien utilizada, va a enriquecer la atención al paciente?
Desde mi punto de vista, lejos de reemplazar a los farmacéuticos, los avances que van a ir surgiendo gracias a la inteligencia artificial harán posible va a permitir liberar cada vez más un tiempo muy valioso que va a servir, entre otras cosas, para que los propios farmacéuticos puedan dedicarse más a lo que realmente importa: escuchar y atender a los pacientes, prestando un servicio personalizado y de calidad.
Volviendo a la pregunta inicial, ¿se ve mermada la calidad de la atención al paciente por la introducción de la IA? Rotundamente, no. La experiencia acumulada por los profesionales del sector, con décadas de dedicación, muestra que la tecnología no viene a sustituir al farmacéutico, sino a potenciar su papel. La tecnología, y específicamente la inteligencia artificial, puede considerarse una aliada en la mejora de la eficiencia y efectividad de los servicios farmacéuticos. En lugar de temer su presencia, el desafío está en aprender a aprovechar sus ventajas y a integrarla de manera que beneficie tanto a los pacientes como a los propios profesionales.
Un ejemplo claro del impacto positivo de la tecnología es el Sistema Personalizado de Dosificación (SPD). Este servicio, que ya está ampliamente implementado en las farmacias, permite mejorar la adherencia a los tratamientos a pacientes polimedicados (que toman varios medicamentos al día), especialmente aquellos en edad avanzada, con enfermedades crónicas, problemas cognitivos, que tengan dificultades para manejar medicamentos o que vivan solas.
La tecnología que respalda el SPD ayuda a automatizar procesos, lo que mejora el control y seguimiento del tratamiento del paciente. Este sistema facilita el cumplimiento de la pauta prescrita por el médico, reduciendo errores en la toma de medicamentos y evitando posibles problemas de manipulación y conservación de estos. Además, previene confusiones e intoxicaciones involuntarias, ayudando a organizar la medicación cada semana, lo que convierte a esta tecnología es una gran ayuda para la labor del farmacéutico, al permitir una atención más personalizada y efectiva. Una vez más, la tecnología se convierte en un aliado fundamental para garantizar la seguridad y efectividad en el tratamiento de los pacientes más vulnerables.
También es importante destacar que la atención farmacéutica va mucho más allá del simple acto de dispensar medicamentos. Los farmacéuticos desempeñan un papel esencial en la educación del paciente, en la promoción del uso racional de los medicamentos y en la detección de posibles interacciones o efectos secundarios. La empatía, la capacidad de escuchar y la orientación personalizada son cualidades que ninguna máquina puede replicar de manera efectiva. Al menos, hoy, la IA, con todas sus capacidades, carece de la comprensión emocional y la experiencia humana que un farmacéutico aporta en cada interacción.
Dicho esto, no se trata de escoger entre tecnología o humanidad, sino de encontrar un equilibrio en el que ambas puedan coexistir y complementarse. La tecnología tiene un papel crucial en la mejora de la eficiencia operativa y en la reducción de errores, pero es el toque humano el que garantiza una atención de calidad, cercana y empática. Los farmacéuticos no deberían sentirse amenazados por la IA, sino aprovecharla para mejorar sus servicios, centrándose en aspectos que la tecnología no puede suplir.
La clave, sin duda, está en la formación y la adaptación. Los profesionales del sector deben estar dispuestos a formarse en el uso de estas nuevas herramientas tecnológicas para poder sacarles el máximo provecho. Al mismo tiempo, es esencial que el foco se mantenga siempre en el paciente y en sus necesidades. La IA puede automatizar procesos, gestionar datos y ofrecer recomendaciones, pero es el farmacéutico quien interpreta esa información, quien la comunica de manera comprensible y quien brinda el soporte necesario al paciente.
Por todo ello, creo que la inteligencia artificial no viene a reemplazar la atención farmacéutica, sino a complementarla y mejorarla. Los farmacéuticos tienen una oportunidad única de utilizar estas herramientas para elevar la calidad del servicio que ofrecen, ganando tiempo para lo que realmente importa: el trato personalizado y el consejo experto. La IA es una herramienta poderosa, pero la verdadera atención al paciente sigue estando en manos humanas. O lo que es lo mismo: la tecnología puede ayudar a humanizar aún más la atención, permitiendo a los profesionales concentrarse en lo que mejor saben hacer: cuidar de sus pacientes.
El plan incluye la instalación de tres centros de distribución para grandes compañías de alimentación y otras industrias, así como la creación de un moderno centro de datos. Las parcelas netas, con superficies superiores a los 120.000 m2, están diseñadas para albergar naves logísticas de gran formato XXL.
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