La Asociación del Transporte Internacional por Carretera (ASTIC), con motivo del Día Mundial del Transporte Sostenible que se celebra el 26 de noviembre, revindica que la labor diaria que realizan los profesionales del transporte es imprescindible para que funcionen las cadenas logísticas, que sustentan la vida moderna.
Los conductores de camión enfrentan largas distancias, condiciones climáticas adversas y retos logísticos para garantizar que todo tipo de bienes lleguen a su destino de forma puntual y en perfecto estado. Desde alimentos y productos médicos hasta bienes de consumo y materiales esenciales, su labor es crucial para el funcionamiento de la sociedad. Logran que la ‘sangre’ económica de nuestro mundo siga funcionando los 365 días del año.
Ramón Valdivia, vicepresidente ejecutivo de ASTIC y miembro de la Ejecutiva de IRU, asegura: “En el Día Mundial del Transporte Sostenible me gustaría aprovechar para destacar tres puntos clave en relación al transporte por carretera: seguir avanzando en la mejora de las condiciones laborales de nuestros conductores; asegurar que en la transición energética de nuestro sector se respete la neutralidad tecnológica; y recordar que la sostenibilidad debe abordarse de forma integral, considerando sus tres dimensiones: medioambiental, social y empresarial, como los lados de un triángulo equilátero”.
“Invito a todos a dedicar hoy unos minutos a reflexionar sobre el esfuerzo, la preparación y la dedicación que hacen posible que los supermercados estén abastecidos, las fábricas reciban y envíen productos, los medicamentos estén disponibles en hospitales y farmacias, los animales sean alimentados en las granjas, los exportadores cumplan con sus compromisos en toda la Unión Europea o los ciudadanos puedan moverse libremente. El transporte por carretera juega un papel clave en la economía global, facilitando el comercio nacional e internacional. Sin su trabajo, muchas actividades fundamentales, como la agricultura, la industria, el turismo o el comercio electrónico no podrían operar”, destaca.
El 96% de las mercancías que se transportan en España se mueven en camión; al igual que el 75% de lo que exportamos a la UE, en términos de toneladas/kilómetro. En comparación con el enorme servicio que este sector (transporte pesado por carretera) presta a las sociedades modernas, ‘sólo’ representa el 4,5% de las emisiones totales de Gases de Efecto Invernadero (GEI) provenientes de la actividad humana en la UE. “A nosotros nos gustaría que ese ‘solo’ se convirtiera en ‘nada’ y, por eso, las empresas de transporte a las que representamos ya llevan más de una década invirtiendo en ello: renovación de flotas, formación de conductores, vehículos más avanzados, nuevas tecnologías para optimizar la planificación de rutas con el fin de minimizar tiempos muertos y recorridos en vacío y uso de alternativas energéticas sostenibles como los combustibles renovables”, explica Valdivia.
“Nosotros estamos a favor de cualquier medida que suponga ahorro energético; tanto por un tema de compromiso medioambiental como por una cuestión económica ya que actualmente un tercio del coste total operativo de las compañías de transporte corresponde al gasto en combustible. Y está claro que si ahorramos en esta partida, emitiremos menos CO2 y, además, seremos más competitivos”, añade.
Lograr un transporte pesado por carretera climáticamente neutro sólo será posible cuando se respete el principio de neutralidad regulatoria; se fomente la competencia entre diferentes tecnologías ‘verdes’; y haya un compromiso equitativo de todas las partes (reguladores, fabricantes de vehículos, transportistas, cargadores y proveedores de energía).
“Lo que no es sostenible es vivir sin el transporte. El primer mandato de este sector es ser eficaz y cumplir su función de facilitar el desplazamiento de personas, haciendo posible que el resto de industrias funcionen. Es clave para el desarrollo de nuestra economía y el bienestar de nuestra sociedad. Por tanto, es fundamental encontrar el equilibrio entre la lucha contra el cambio climático y un exceso de regulación en materia de sostenibilidad, cuyos objetivos y calendario de plazos asfixia a este sector tan estratégico”, concluye Valdivia.
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