El año 2023 plantea una serie de retos e incertidumbres que va a tener que acometer el sector de la logística y el transporte. Entre ellos, destaca el reto de fusionar la colaboración entre los equipos humanos y la robotización para optimizar los procesos de trabajo.
Ignacio García, director comercial de Generix Group en España, declara: “La logística va a necesitar personal, pero no tanto para mover productos dentro del almacén, ni para preparar envíos o hacer el picking, sino para controlar las actividades cada vez más automatizadas y para las labores que aportan valor añadido. Queda mucho por andar, pero el tren de la robotización ya está en marcha”.
Otro de los retos pasa porque las empresas de logística sean conscientes del valor de trabajar con datos como parte del proceso de digitalización y las consiguientes posibilidades de control, gestión, ahorro y mejora que este proceso proporciona. Según apuntan desde Generix, digitalizar e integrar todo lo posible la operativa no va a ser solamente un desafío sino también la puerta de acceso a los nuevos modos de gestión, así como a los demás retos que tendrán que afrontarse y cuyo éxito dependerá de poder contar con la mayor cantidad de información posible.
Estos datos van a ser claves para afrontar otro de los retos de este año: avanzar en la implementación de la Inteligencia Artificial, algo especialmente relevante teniendo en cuenta que se estima que en este año será adoptada, en mayor o menor medida, por el 75% de las empresas de logística. Con la información recopilada se podrá alimentar una analítica predictiva que permita la gestión de inventario y la optimización de rutas mediante algoritmos que aprendan de la integración de datos. De este modo, se podrá estar preparado de manera anticipada con productos terminados y rutas optimizadas antes de que los clientes realicen sus pedidos.
Este año el sector lidiará además con un contexto marcado por la incertidumbre en base a tres realidades concretas: la nueva ola de casos de Covid-19 en China, la guerra de Ucrania y, como consecuencia, los costes energéticos.
Así, algunas fuentes estiman que solo en el mes de enero podría llegar a contagiarse el 80% de la población del país asiático, lo que supone unos 1.130 millones de personas. En Europa y en otros países de todo el mundo se han tomado urgentes medidas restrictivas para los viajeros procedentes de China, que representa una gran parte del mercado logístico. Es un país clave en las cadenas de suministro mundiales. Por ello, esta nueva situación podría dar paso a una nueva etapa de problemas en la supply chain mundial, similares a los vividos en plena pandemia.
El segundo motivo, como se apuntaba, es la guerra en Ucrania, que se prolonga sin la perspectiva de un fin inmediato. Más allá de las consecuencias a nivel humano, se encuentran aquellas relacionadas con la crisis energética, que se ha visto agravada con el conflicto armado con la consiguiente repercusión en el precio del combustible y, por tanto, en las materias primas y los bienes de primera necesidad.
Justamente los costes de la energía para consumidores y empresas, así como la propia estructura de fijación de precios, se vieron gravemente alterados por el desmesurado precio del gas. Las medidas urgentes tomadas por la Unión Europea para garantizar el suministro, diversificar las fuentes y limitar los precios han incrementado la incertidumbre empresarial. La excepción ibérica ha creado una situación especial en España y Portugal, pero los mercados de futuro de energía para 2023 mantienen un alto de grado de desconfianza y, hoy en día, continúan con precios elevados.
Este incremento contribuye a una mayor armonización de la retribución salarial que perciben los conductores profesionales en nuestro país. En la actualidad los salarios de este colectivo vienen regulados en 55 convenios colectivos provinciales, con un salario base en algunos casos inferior al SMI.
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