"Las empresas de logística y transporte están experimentando un crecimiento del 50% en los envíos procedentes de comercio electrónico, un porcentaje que sitúa su nivel de tensión en los picos que se alcanzan durante el Black Friday". Así lo ha confirmado UNO, la Organización Empresarial de Logística y Transporte, que matiza que al elevado nivel de presión hay que sumarle que los flujos ahora son muchos más tensos y complejos por las dificultades de esta crisis sanitaria (medidas de seguridad laboral, protocolos de contacto cero, disponibilidad de EPIs, distancia de seguridad en los almacenes…), lo cual está dificultando la operativa al máximo.
“El comercio electrónico ha disparado su crecimiento durante el estado de alarma”, afirma el presidente de UNO, Francisco Aranda. Hay sectores como el textil, la construcción y el editorial, que han visto dramáticamente reducidas sus ventas a través de internet, pero otros como el material deportivo las han cuadruplicado.
La logística atraviesa un momento de máxima controversia. Por un lado, las ventas online se han duplicado. Por otro, el cierre de comercios y restaurantes durante el estado de alarma ha generado una reducción del 50% de la actividad de los operadores de logística y transporte, porque las entregas a esos negocios ya no se efectúan y muchas empresas logísticas están en situación de Erte. “El negocio B2B (Business to Business) se ha desplomado”, sostiene Aranda.
Ante esta dicotomía, el crecimiento del e-commerce no compensa la caída de la actividad logística en general. La gran mayoría de las empresas no han podido suplir la caída del B2B con el aumento del B2C (Business to Consumer). Y, a las pocas que han podido hacerlo, no les compensa, pues la venta online se caracteriza por pedidos unitarios, lo cual es mucho menos eficiente y mucho más caro operativamente que el suministro a establecimientos, que es de grandes volúmenes y permite una mejor optimización. “Esta crisis sanitaria ha puesto de manifiesto que la logística en nuestro país es sinónimo de eficiencia y competitividad. Es la garantía de que la cadena de suministro, ahora más compleja que nunca, funcione”, explica Francisco Aranda.
En términos de tecnología, las compañías incorporan sistemas de inteligencia artificial y análisis predictivo, además están adoptando medidas para reducir su impacto medioambiental y cumplir las regulaciones internacionales, y cómo no puede ser de otra manera buscando personal cualificado.
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