La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha confirmado oficialmente que el humo que generan los motores alimentados con diésel causa cáncer de pulmón. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), el grupo de la OMS que se encarga de determinar qué sustancias son cancerígenas, ha elevado al diésel a la máxima categoría de peligrosidad en lo que a elementos cancerígenos se refiere.
Casi un cuarto de siglo después de declarar al diésel «posible cancerígeno», la IARC ha recopilado las pruebas científicas necesarias para borrar la duda: «El producto de los motores de gasóleo es carcinógeno para los humanos». Los humos de los motores de gasolina no han sido objeto de revisión y continúan considerándose por la agencia como «posiblemente carcinógenos» para los humanos.
Un grupo de trabajo específico dentro de la agencia, con sede en Lyon, ha concluido que existen pruebas científicas «suficientes» para determinar que el humo del gasóleo causa cáncer de pulmón y ha desvelado una asociación que relaciona con «pruebas limitadas» la exposición a los gases de escape de los motores diésel con el desarrollo de cáncer de vejiga.
En el comunicado en el que anuncia la peligrosidad de los humos de gasóleo, la IARC pone la pelota de la protección sanitaria de los ciudadanos en el tejado de las Administraciones. En este sentido, sostiene que «dado el carácter riguroso, independiente y científico» del grupo de trabajo que ha determinado que los gases de escape de los motores diésel con cancerígenos, los Gobiernos tienen una «valiosa base científica».
En opinión del organismo dependiente de la OMS, este fundamento científico constituye un sólido cimiento sobre el que debe continuarse trabajando tanto con los fabricantes de motores como con los productores de carburante para alcanzar objetivos que mejoren los parámetros de los gases de escape del gasoil.
La confirmación de que los vapores de escape de los motores de gasóleo son cancerígneos resultan especialmente preocupantes en países que, como España, se caracterizan por una fuerte dieselización de su parque automovilístico (en la actualidad, alrededor del 80% de los vehículos que circulan por nuestro país están propulsados por gasóleo).
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