En los últimos 12 meses, la carga aérea ha sido objeto de discusión en múltiples foros. Normalmente, este sector clave de la cadena de suministro solo capta atención cuando se enfrenta a disrupciones, como ocurrió durante la pandemia, el colapso del buque Ever Given en el Canal de Suez, o la inestabilidad en las rutas del Mar Rojo. Se percibe como el ‘salvador de último minuto’, el jugador estrella al que se recurre para marcar en los minutos finales.
Sin embargo, la carga aérea lleva tiempo demostrando un crecimiento sólido, con un incremento a doble dígito durante los últimos meses, y se ha consolidado como un pilar fundamental dentro de las cadenas de suministro globales. Según un informe de AENA, solo el aeropuerto de Madrid movió más de 800.000 toneladas de carga en los últimos 12 meses, con una media mensual de 60.000 toneladas, combinando importación y exportación. Este crecimiento sostenido del sector ha mejorado notablemente la interconectividad end to end y ha impulsado la expansión de la intermodalidad.
Sectores clave como el farmacéutico dependen del transporte aéreo para el traslado de medicamentos y vacunas, donde es crucial mantener ambientes de temperatura controlada. En este contexto, el tiempo es oro, y desde hace años, la industria farmacéutica confía en la carga aérea para asegurar la rapidez y fiabilidad necesarias. Lo mismo sucede en el sector de la moda, donde la reducción de tiempos y la conectividad entre ciudades son vitales para el ritmo de lanzamiento de nuevas colecciones semanales, un detalle que como consumidores no nos pasa por alto a los profesionales del sector. La carga aérea proporciona la velocidad y la cercanía que requieren estos y otros sectores.
Otro segmento beneficiado es el comercio electrónico, que ha experimentado un notable incremento en los últimos años. De acuerdo con un informe de Statista, las ventas globales de comercio electrónico generaron ingresos de aproximadamente 58 billones de dólares en 2023, un aumento de más de 400.000 millones en comparación con el año anterior, siendo la cifra más alta en el último lustro. Este crecimiento ha impactado de forma significativa en el transporte de carga aérea, y seguirá haciéndolo.
Los consumidores, ya sean empresas o individuos, demandan mayor rapidez en la entrega de los productos adquiridos. En un entorno logístico volátil, con interrupciones en sectores como el marítimo (conflicto en el Mar Rojo), ferroviario (inestabilidad en algunas líneas), o terrestre (huelgas, paros y bloqueos), el transporte aéreo se presenta como la alternativa más fiable.
Aunque históricamente se ha percibido como un transporte más costoso y menos sostenible, es esencial observar el panorama en su conjunto. Los fletes aéreos, pese a ser más caros que otras opciones, reducen los tiempos de entrega, lo que a su vez disminuye los costes asociados a penalizaciones por retrasos. Además, facilitan la rotación de inventarios y evitan el sobre almacenamiento de productos que podrían quedar obsoletos, acelerando la entrega a los clientes finales.
En términos de sostenibilidad, el sector está trabajando activamente en la reducción de emisiones. Se han dado pasos importantes con el uso de combustibles sostenibles de aviación (SAF), impulsados por grandes compañías como BP, Cepsa y Repsol, además de innovaciones en la hidrogenización de la industria.
Sin embargo, aún queda camino por recorrer. Como industria, es imprescindible mejorar la operatividad en los aeropuertos y acelerar la digitalización. Debemos avanzar hacia la actualización de sistemas y procesos, apoyando la adopción de sistemas CCS (Community Cargo System), como ya han hecho algunos de nuestros competidores europeos. Esto nos permitirá transformar digitalmente nuestras operaciones, establecer KPIs para el seguimiento y control, y promover la mejora continua en los servicios de entrega, handling de rampa y tierra, así como en aduanas.
Estamos en el buen camino, y con el compromiso y colaboración de entidades públicas y privadas, la carga aérea seguirá consolidándose como una pieza clave en la logística global.
Artículo de opinión publicado en el nº296 de Logística Profesional (pág 28)
La incorporación de nuevos desarrollos tecnológicos ha sido fundamental para las compañías a la hora de ser más eficientes en estas épocas del año, beneficiando la planificación de volúmenes o el diseño de rutas. Todo ello, bajo el objetivo compartido de lograr entregas cada vez más sostenibles.
Los datos de la clasificación realizada por Financial Times y Statista reflejan una tasa de crecimiento medio anual del 27,3% entre 2013 y 2023, o un crecimiento absoluto del 273% en este periodo.
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