La gente se sorprende cuando digo que estamos reinventando el transporte del mañana gracias a los corredores europeos. Pero es que es así. Se habla mucho de ellos, sí… pero ¿somos conscientes de su impacto real?
Su puesta en marcha implica inversiones multimillonarias, pero lo importante no son las infraestructuras en sí. La adecuación de las infraestructuras existentes y la creación de otras nuevas son un medio. Un medio para crecer, para generar empleo a través del comercio exterior e interior. Un medio de cohesión. Un medio a través del cual se va a reinventar el transporte para llevarlo a máximos niveles de interoperabilidad, eficiencia y conectividad.
¿Cómo? Al igual que cuando se decidió crear una moneda única en la Zona Euro, la Unión Europea trabaja desde hace años en la creación de una red de transporte común que conecte Europa. Para hacerla realidad fijó una serie de prioridades y plazos. El objetivo: la adecuación y puesta en marcha de infraestructuras intermodales, conectadas en red y con altos estándares de calidad en todos los países de la Unión Europea.
Para crear esta red transeuropea de transportes definió nueve corredores que conectan Europa. El primer hito temporal para los mismos es 2030, cuando se prevé que puedan funcionar como si de una red de metro se tratase, con la particularidad de que intervienen distintos países y distintos modos de transportes (puertos, aeropuertos, carreteras y ferrocarril, así como terminales logísticas intermodales y nodos urbanos).
Dos de estos corredores europeos dos atraviesan España: el Corredor Atlántico y el Mediterráneo. Si me lo permiten, este artículo lo centraré en el primero que, a pesar de su denominación, tiene un recorrido mucho más transversal que va mucho más allá del Océano Atlántico. El Corredor Atlántico transcurre por 13 Comunidades Autónomas. Sí, sí, por 13. Es decir, por todas, menos por Cataluña, Generalitat Valenciana, Región de Murcia y Baleares. Es más, el Corredor Atlántico tiene cuatro conexiones transfronterizas. Una con Francia a través de Irún y tres con Portugal, a través de Galicia, Salamanca y Extremadura.
¿Qué significa formar parte del Corredor Atlántico? Europa establece, a través de KPIs objetivos, cuáles son los proyectos que pueden formar parte del corredor. Se trata tanto de adecuaciones de infraestructuras existentes como de la creación de otras nuevas. Las selecciona es en base a indicadores concretos y fija para su desarrollo distintos plazos de ejecución con los que se tienen que comprometer los Gobiernos de cada país en sus políticas y presupuestos. Esos plazos son 2030 (horizonte que se denomina red básica), 2040 (red básica ampliada) y 2050 (red global).
Para la puesta en marcha de los corredores el compromiso de los Gobiernos es fundamental. En España, desde junio de 2018, se han ejecutado obras del Corredor Atlántico por valor de más de 6.100 millones. Es más, hasta 2030 hay una inversión comprometida de 16.000 millones de euros en ferrocarriles, más de 3.600 millones en carreteras, 4.500 millones en puertos y 2.600 millones en aeropuertos.
La inversión en el Corredor Atlántico es significativa y será clave para la puesta en marcha de una nueva concepción del transporte. Permitirá un uso eficiente y sostenible de las infraestructuras, potenciará el ferrocarril y la intermodalidad. Los hará realidad en España, situándonos al mismo nivel y con los mismos estándares que en toda Europa. Y lo hará muy a corto plazo, porque 2030, que es el primer hito que ha marcado la Unión Europea, ya está aquí.
Artículo de opinión publicado en el nº294 de Logística Profesional (pág 46)
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