Cada vez son más las organizaciones comprometidas con la sostenibilidad que buscan, además de generar beneficios, generar un impacto positivo en la sociedad, minimizando al mismo tiempo su impacto ambiental.
Los marcos regulatorios actuales promueven este compromiso y subrayan la importancia de la cadena de valor en la sostenibilidad de todo tipo de organizaciones. Normativas que impulsan la economía circular, el consumo responsable, la eficiencia energética o la debida diligencia en la cadena de suministro, son prueba de ello. Las empresas logísticas tienen la responsabilidad compartida de asegurar que sus proveedores y subcontratistas también cumplan con los estándares de sostenibilidad, extendiéndose la debida diligencia más allá de las propias operaciones, obligando a las empresas a ser transparentes y responsables por el impacto de toda su red.
Pero ante este compromiso que comienza a dar sus frutos, se contraponen retos en momentos críticos donde podemos perder todo lo ganado.
El Black Friday representa uno de estos momentos para la mayoría del sector. La explosión del comercio electrónico, pone a prueba la capacidad de las empresas para gestionar altos volúmenes de actividad en tiempos récord, enfrentándose al reto de dar el mejor servicio, conteniendo los costes y buscando la máxima eficiencia. Hacer más con menos no es solo una ventaja competitiva, sino una necesidad.
Pero como la sostenibilidad no puede limitarse solo a la logística de productos, además de la ecoeficiencia en infraestructuras, procesos y gestión de los recursos naturales, de igual forma es vital considerar la sostenibilidad en la gestión de otro tipo de recursos: los humanos. El Black Friday requiere contrataciones masivas y posteriores despidos, donde cumplir con las normativas legales en cuanto a contratación, condiciones laborales y fiscalidad es igualmente esencial.
En definitiva, picos de actividad que suponen un sobreesfuerzo operativo y de gestión a nivel de toda la organización, que tensionan distintos puntos de la cadena de valor, que conllevan grandes ineficiencias y que además generan rentabilidades ínfimas o incluso pérdidas. Todo un reto al que se enfrenta el sector año tras año y que no todos los sectores estarían dispuestos a afrontar ni mucho menos a superar.
Si a esto le sumamos que los datos muestran cómo estas campañas de márketing agresivo generan además un efecto de contracción del mercado las semanas previas, y la cada vez mayor concentración del mercado online en unos pocos grandes players, hace cada vez más insostenible el modelo actual. De hecho, cada vez más organizaciones rechazan formar parte de estas campañas, sensibilizando, al igual que lo hace el movimiento entregasostenible.org, sobre los impactos negativos que ocasionan y las posibles alternativas. Un movimiento que busca minimizar los impactos negativos, generando un cambio en los hábitos de consumo pero también de venta, posicionando a las organizaciones comprometidas con la sostenibilidad, y entre todos convertir los “picos de actividad” en “mesetas” que nos permita ser más eficientes, gestionables y rentables. ¿O acaso no es esa una de las claves de la sostenibilidad?¿Te unes al movimiento?
Artículo de opinión publicado en el nº297 de Logística Profesional (pág 53)
Las empresas requieren soluciones intralogísticas que puedan adaptarse de forma rápida y eficiente a los cambios del mercado. Esto implica que las innovaciones más exitosas sean las que ofrezcan esa capacidad de adaptación, ajustándose tanto a las necesidades particulares de cada negocio como al ritmo de transformación de la industria.
La incorporación de nuevos desarrollos tecnológicos ha sido fundamental para las compañías a la hora de ser más eficientes en estas épocas del año, beneficiando la planificación de volúmenes o el diseño de rutas. Todo ello, bajo el objetivo compartido de lograr entregas cada vez más sostenibles.
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