ACTE es una asociación profesional creada en 1991, al servicio de las empresas del transporte y la logística que aglutina a los principales Centros de Transporte y Plataformas Logísticas (CTLs) de España con 24 gestores (públicos y privados) de centros que representan más de 32 CTLs con más de 1.500 empresas instaladas que dan empleo a 18.000 trabajadores del sector de la industria, transporte, almacenaje, distribución y servicios auxiliares. Es desde esta óptica que podemos abordar este artículo y visualizar la problemática de la descarbonización del transporte por carretera y sus impactos en las cadenas de suministro.
Desde las Administraciones Públicas (Europa y Estado) se plantean múltiples planes y programas en relación con varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y, sobre todo, vinculados con los objetivos europeos de Green Deal, tales como la energía asequible y limpia. Durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), entre otros temas, se debatió sobre el sector del transporte, centrado en el papel del transporte en los objetivos de descarbonización marcados por el Acuerdo de París (2016) y su relación con la energía, la industria y la transición justa. Reuniones de ministerios a varios niveles acuerdan la importancia de integrar el transporte en el proceso de descarbonización, destacando el papel de la política, la financiación, las infraestructuras, la tecnología, y el equilibrio entre oferta y demanda. Y es que, se requiere un transporte terrestre sostenible con un llamamiento a la acción para duplicar la cuota de formas de transporte terrestre eficientes energéticamente y libres de combustibles fósiles para 2030.
De acuerdo con lo adoptado por la Asamblea General de Naciones Unidas en mayo de este año 2024: “celebrar el papel fundamental de los sistemas de transporte y movilidad sostenibles y con bajas emisiones de carbono en todo el mundo a la hora de forjar un futuro más resistente para las personas y el planeta”, se vienen sentando las bases de una mayor colaboración entre los modos de transporte en torno a una acción climática significativa para garantizar medidas y objetivos más firmes.
Tras continuos y largos debates, han adoptado el ‘Balance Global’, que aspira a un refuerzo de la acción climática para lograr contener el aumento de temperatura y no superar el grado y medio respecto a los niveles preindustriales. En el texto acordado se pide una “transición equitativa y ordenada” para dejar atrás los combustibles fósiles y con el objetivo de “tomar acciones en esta década crítica y conseguir el cero neto en el 2050”.
El comisario europeo de Acción Climática ha expresado su satisfacción porque “el mundo acaba de adoptar una decisión histórica para poner en marcha una transición irreversible y acelerada que nos aleje de los combustibles fósiles”. Cree que “con ello, hemos logrado lo que nos habíamos propuesto: mantener los 1,5 grados a nuestro alcance y marcar el principio del fin de los combustibles fósiles”.
La Presidencia de la COP28 finalizó las sesiones indicando lo siguiente: “Un acuerdo es tan bueno como su aplicación. Somos lo que hacemos, no lo que decimos. Debemos dar los pasos necesarios para convertir este acuerdo en acciones tangibles. Si nos unimos en la acción, podemos tener un efecto profundamente positivo en todos nuestros futuros”.
La anterior comisión presentó la propuesta para establecer un marco normativo común para la contabilización de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el transporte, (Count Emissions EU) fomentando la transparencia y eficiencia. El texto apoya medidas para facilitar la transición verde, como cláusulas de transparencia en contratos y criterios climáticos en adquisiciones. No aborda otros impactos del transporte, como la contaminación del aire o ruido. El objetivo es incentivar a los actores del mercado a reducir emisiones y mejorar la sostenibilidad del transporte, pero sin medidas concretas y viables.
Muchas comisiones, debates, proposiciones, normas que, al igual que en otros aspectos de la vida (guerras, invasiones, muertes, inmigración, etc.), no tienen ninguna eficacia real, más allá de declaraciones altisonantes y las medidas amenazantes de sanciones, ya que no abordan las problemáticas concretas y no buscan soluciones efectivas para una alternativa real a los combustibles fósiles, tales como la falta de vehículos eléctricos (en especial de transporte largo recorrido), la falta de potencia eléctrica en muchísimos puntos de posible recarga, la ausencia de implantación de proyectos de combustibles alternativos a los fósiles, la inconcreción de la contabilización de las emisiones, la finalidad de la recaudación tributaria medioambiental,...
Artículo de opinión publicado en el nº296 de Logística Profesional (pág 38)
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