En 2025, la capacidad de las empresas de logística para ser adaptables será crucial para mantener la fluidez del comercio y la rentabilidad. Las cadenas de suministro deberán operar con tecnología que les permita ser ágiles, flexibles y lo suficientemente pragmáticas como para evolucionar ante el cambio rápido y la incertidumbre política que caracteriza este nuevo panorama global en el que nos encontramos.